Bienvenido/a a la segunda parte de mi ruta por Marruecos. En esta ocasión pasamos unos días surfeando en la ciudad costera de Essaouira, donde pasamos unos días muy divertidos. Después vamos de Essaouira a Marrakech, ciudad que, además de visitar, nos acercará al desierto del Sáhara, donde dormiremos una noche.
? Leer Ruta por Marruecos – Día 1: Rabat y Casablanca
Desde que llegamos a Essaouira, una preciosa ciudad de la costa, aparcamos (en sentido literal y figurado) el coche durante un par de días después de tanta carretera y nos dispusimos a disfrutar de unos días de playa, relax y surf.
Días 4 y 5: Surf en Essaouira
Uno de los objetivos principales del viaje y totalmente irrenunciable era hacer surf. Así me lo habían hecho saber mis amigos y compañeros de viaje (que habían practicado surf en otras ocasiones y tenían mono). Así que yo dispuesta a todo me uní y contratamos a un chico de una pequeña empresa llamada The Spot Morocco para que nos impartiera clases de surf durante dos días. La propia escuela de surf se encargó de buscarnos alojamiento, un riad en el centro de la medina de Essaouira.
⛲ Buscar alojamientos en Essaouira
Intento (fallido) de hacer surf
Esa mañana quedamos en un parking cercano y Zac nos llevó en su 4×4 a buscar algunas playas cercanas donde las olas fueran óptimas para surfear. De mi sesión de surf no hablo (era mi primera vez) pero del paisaje que nos rodeaba… ¡qué maravilla!
Después de comer volvimos a nuestro riad, y tras una merecida y relajante ducha (no te haces a la idea de lo que me cansé en mi intento de hacer surf) fuimos a dar un paseo por la medina y el puerto.
Aquí es realmente donde me embelesó este pueblo, que recibe miles de turistas en verano, pero en diciembre, cuando nosotros fuimos, no había masificación y estuvimos la mar de a gusto 🙂 Un atardecer inolvidable, un ajetreado puerto y para acabar una buena cena de pescado fresco a la parrilla. Relax total.
El siguiente día fue muy similar. Buscamos otra playa diferente, disfrutamos de unas buenas olas, comimos con Zac en un sitio local y volvimos al riad a recoger nuestro equipaje para retomar nuestra ruta.
Fueron dos días de relajación, un poquito de deporte, y para mí, de pensar lo afortunada que me sentía en ese momento de estar ahí, en ese lugar, entre esas dunas rozando el océano y conociendo un poco más de esta cultura. Me encantó esta ciudad y recomiendo visitarla, está bastante adaptada al turismo y es posible que el choque cultural sea menor.
De vuelta a la carretera
Volvimos a coger la carretera para dirigirnos a nuestro último destino, aunque aún nos quedaban tres días de viaje. Me encanta ver cómo va cambiando el paisaje conforme avanzas de un punto a otro, en este caso, de camino a Marrakech, las vistas se hacían cada vez más rojizas y áridas.
Llegamos a Marrakech de noche, esta ciudad es un caos a la hora de circular. Nosotros habíamos sido precavidos e íbamos a entregar ya el coche ese mismo día, pues no lo necesitábamos para movernos por Marrakech.
Cuando nos encontramos con el chófer de Trocadero Car, muy amable, nos llevó hasta el centro de la ciudad, donde se aseguró de dejarnos en manos de Omar. Era la persona que regentaba el riad donde nos alojaríamos en Marrakech, y, muy amable también, nos vino a buscar donde nos dejó el coche. Y menos mal. La plaza Jemaa El-Fna es el centro neurálgico de la ciudad. Cientos de puestos de toda clase se reparten por toda la plaza, es muy bullicioso, hay muchos colores y luces, los vendedores intentan atraparte para hacerte una buena oferta y no sabes ni dónde mirar. Al final me gustó mucho.
Cuando nos acomodamos en la habitación, buscamos un sitio para cenar, y a descansar, al día siguiente madrugábamos mucho.
Día 6: Desierto de Zagora
Después de que Omar nos sirviera el desayuno a las 7:00, nos vino a buscar un chico de la empresa que habíamos contratado para hacer nuestra excursión al desierto. Esta empresa no la nombro porque no nos gustó demasiado, el viaje tiene algún punto negativo que ahora comentaré y el precio era demasiado elevado.
Aprovecha tu estancia en el desierto
Si quieres ir al desierto desde Marrakech te recomiendo dos cosas:
1- Si tienes la oportunidad, gasta 3 días (2 noches) para llegar hasta Merzouga. Es el verdadero desierto y tiene unos paisajes inimaginables.
2- Compara precios, ya que en internet hay cantidad de empresas. Incluso en tu riad te ofrecerán excursiones a precios competitivos.
Pero si te lo quieres traer reservado ya de casa, échale un ojo a esta completa excursión de 3 días.
Nosotros solo teníamos tiempo para estar 2 días (1 noche), no me arrepiento pero es verdad que te quedas con la miel en los labios. Zagora es un paisaje muy árido y llama la atención, pero no es la imagen que a nosotros se nos viene a la mente cuando pensamos en el desierto.
Zagora es justo la entrada al Sáhara y está bastante lejos (unas 6 horas en furgoneta) desde Marrakech, por lo que estás prácticamente todo el día en carretera. Después de unas breves paradas para descansar, llegamos a nuestro destino justo antes de que cayera el sol, nos montamos en camello y con este medio de transporte llegamos una hora y media más tarde hasta las haimas donde íbamos a dormir.
[ACTUALIZACIÓN ENERO 2019] Si volviera a hacer este viaje (cosa que espero para descubrir más en profundidad el desierto marroquí) NO VOLVERÍA A MONTAR EN CAMELLO. Intentaría buscar una empresa que hace el recorrido en 4×4 o de cualquier otra manera. Aparte de que la experiencia no me gustó, pues es bastante incómodo, son animales que no están bien tratados. Y aunque lo estuvieran, ninguna empresa ni ningún humano tenemos el derecho de explotar y aprovecharnos de los animales para nuestro beneficio, sobre todo si es lucrativo.
Igual que todos, yo no nací sabida. Gracias a lecturas, reportajes y otras experiencias he aprendido poco a poco a hacer un turismo más responsable y respetuoso con el medio ambiente y con los animales. Es algo de lo que me siento orgullosa e intento compartir en una nueva saga de posts en mi blog. Aquí tienes más info.
Velada en el desierto
Éramos un grupo con más viajeros, y antes de que sirvieran la cena estuvimos conociéndonos un poco más con un rico té. Después de una deliciosa cena, nos reunimos alrededor del fuego, también con los guías, de origen bereber, que nos deleitaron con un poco de música al ritmo de tambores.
Hacía bastante frío por la noche, y aunque teníamos bastantes mantas, no dormí del todo caliente. Tampoco me esperaba una suite, ya sabíamos dónde íbamos de antemano, pero fue una buena experiencia, sobretodo porque pudimos ver la salida de la luna por el horizonte, enorme y brillante.
Día 7: Aït Ben Haddou y Marrakech
Al día siguiente, desayunamos antes de que saliera el sol y nos montamos en los camellos justo para ver el amanecer, fue increíble.
Una vez llegamos sobre los camellos (no es cómodo, te lo digo por si no lo sabes) hasta la furgo, volvimos a emprender el viaje de vuelta a Marrakech, esta vez sí que hicimos una parada y muy interesante.
Visita de cine
El pueblo se llamaba Aït Ben Haddou y es precioso, de película ¡y nunca mejor dicho! ya que aquí se han grabado partes de Juego de Tronos, Gladiator o Lawrence de Arabia. Por 30 dirham (2.50€) un guía te va enseñando el pueblo (ahora está deshabitado, sirve para el turismo, pero enfrente tienen el pueblo nuevo donde sí viven) y puedes tomarte un té en la azotea de una de sus casas. El pueblo se mimetiza totalmente con el paisaje, tonos rojizos, barro…
Comimos aquí y volvimos a Marrakech, muy cansados por las horas en furgoneta.
Encontrar alcohol en Marrakech
En Marrakech buscamos algún restaurante con terraza que diera a la plaza Jemaa el-Fna mientras cenábamos. En casi ningún sitio venden alcohol, si es que te gusta comer acompañado de una botella de vino estará difícil. Nosotros fuimos a una especie de Pub donde sí que vendían cerveza, vino o cócteles y además había “happy hour” así que todos contentos 🙂
Te hacen sentir como que estás haciendo algo prohibido porque parece todo muy clandestino, pero en realidad no está prohibido el consumo de alcohol. No es fácil de encontrar porque la religión musulmana lo prohíbe y aquellos que la siguen, la mayor parte del país, no pueden tomar.
Si te interesa, puedes contratar aquí, directamente la excursión.
Día 8: Marrakech y vuelta a España
Como nuestro avión salía a las 17:30 de la tarde, pudimos aprovechar toda la mañana haciendo compras en la plaza. Aquí hay todo lo que te puedas imaginar. Tienes que controlar un poco el regateo, que es todo un arte, pero es su forma de comerciar. A nosotros se nos hace un poco difícil porque no estamos acostumbrados pero es así como lo hacen y al final es divertido.
Normalmente te pedirán tres veces el precio real de lo que estés comprando, así que si lo consigues comprar por la mitad o un poco más de la mitad, habrás hecho una buena compra, pero no siempre es fácil, no te des por vencido.
La plaza por la mañana es muy divertida, puedes tomar un zumo natural que ellos mismos hacen en el momento, puedes comprar decoración, aceite de argán, cueros, prendas de imitación… En fin, menos mal que solo dedicamos una mañana a las compras porque si no ¡me habría comprado todo!
Se acabó la aventura
Cogimos un taxi camino al aeropuerto, desde la zona de la plaza, no te debería de costar más de 10€ (unos 120 dirham). Comimos allí con un poco de prisa, hay muchos controles para volver a España. Las prisas fueron en vano ya que el vuelo se retrasó más de 2 horas… Este rato se nos hizo un poco pesado pero hay que contar con que estas cosas pueden pasar.
Una de las maneras que más me gustan de descubrir una ciudad, es a través de los Free Tours.
En definitiva, un viaje que nos encantó, aprendimos muchísimas cosas, conocimos a personas geniales, nos empapamos un poco de su cultura, y lo más importante han conseguido que tenga ganas de volver a conocer la otra parte de Marruecos que no vimos, todo el norte y el desierto de Merzouga.
Espero que te haya resultado interesante, si tienes algo que añadir o cualquier pregunta puedes hacerlo en los comentarios. Próximamente, publicaré una guía rápida de viaje, y un post especial a la comida que pudimos disfrutar en cada ciudad.
¡Nos vemos pronto!
Ro.