Después de un largo y cansado viaje, que te conté en la primera parte del viaje a Hong Kong, tocaba empezar las visitas. Ese día era imperativo ver el skyline de Hong Kong, pero además visitamos algunas otras cosas como primer contacto con la ciudad.
Llegamos sobre las 2 de la tarde al hotel. Escogimos el Eaton HK por ubicación, calidad y precio. Y no nos equivocamos. El hotel es un concepto diferente al tradicional, tiene varias áreas gastronómicas, clases de yoga y taichi, una piscina y productos y mentalidad eco-friendly. Lo recomendaría una y otra vez, es más, si algún día volvemos a Hong Kong, seguro que repetiremos con el hotel.

La verdad absoluta es que cuando llegamos a la habitación, nos faltó tiempo para dejarnos caer en la cama y echamos una siestecita de una horita… Lo mejor es que nos despertamos como nuevos, duchita (fresquita, pues hacía mucho calor) y ¡a explorar la ciudad!

Museo de Historia de Hong Kong
Fuimos andando desde el hotel hasta el Hong Kong Museum of History porque había poco más de 20 minutos andando. Lo malo es que estaba medio lloviendo todo el tiempo, y yo, una persona previsora no soy. Pero bueno, como hacía calor, tampoco molestaba mucho esa lluvia la verdad. Todo está en la zona de Kowloon, en el barrio Tsim Sha Tsui, que es la parte continental de Hong Kong.
Cuando llegas al edificio del Museo, en 100 Chatham Road South, hay que subir a la segunda planta. En cuanto se entra, ya hace un frío de quedarse pasmado. Esto se repite habitualmente en todos los establecimientos, pasas de 35º con una humedad de más del 90% a un aire acondicionado helado. Pero bueno, la sorpresa fue que el museo es gratuito.

De camino a Avenida de las Estrellas
Una vez salimos del Museo de Historia, pusimos rumbo a la parte más sur de Kowloon. El objetivo era llegar a Avenida de las Estrellas o Avenue of Stars, es la parte más al sur de la zona continental de Hong Kong, y desde aquí se puede admirar el skyline de Hong Kong Island, una de las islas principales de esta Región Administrativa.


Poco a poco nos íbamos adentrando en los altos edificios, los rascacielos, más tráfico y más gente. Había dejado de llover y eran las últimas horas del día, así que había una luz preciosa, Hong Kong nos daba la bienvenida. Yo estaba encantada, pues era mi primera vez en Asia y todo me parecía digno de admirar.
Una de las cosas que más me llamó la atención es que parte de las aceras o accesos peatonales son pasadizos elevados del suelo. Esto se debe a que hay tanta gente, que se construyen estos pasajes elevados para mejorar el flujo de peatones. Como idea es excelente, pero si eres turista, resulta algo lioso porque no se sabe muy bien dónde tienes que subir para cruzar la calle y además, por supuesto, Google Maps no pillaba ni la mitad de estos pasajes.


Avenida de las Estrellas y Skyline de Hong Kong
Después de esa cervecita que nos supo a gloria, andamos unos 5 minutos hasta llegar a la Avenida de la Estrellas donde pude admirar por primera vez el famoso skyline de Hong Kong. Yo estaba como una niña pequeña, nunca en mi vida había visto tantos rascacielos, tantas luces, neones juntos. Y junto con el reflejo que hace en el mar, es simplemente espectacular.
Bruce Lee en la Avenue of Stars
Después de las 20.000 fotos de rigor, fuimos dando un paseo por la Avenida, que es un paseo marítimo al uso. ¿Sabes por qué se llama Avenue of Stars? Es una especie de paseo de la fama de Hollywood, pero en vez de en el suelo, tiene las huellas de las manos de algunos de los actores más importantes de la historia del cine de Hong Kong e incluso Asia. Estas manos con el nombre de cada uno las podemos ir encontrando en la barandilla que da hacia el mar.
Casi al final del paseo, se encuentra una estatua homenaje a Bruce Lee, que fue un personaje muy importante en panorama de Hong Kong, y también del mundo entero. Bruce Lee nació en Chinatown en San Francisco pero se crió en Kowloon, Hong Kong. Fue maestro de artes marciales, actor, filósofo y escritor y a través de sus películas entrevistas y su gran carisma se ganó muchísimos seguidores alrededor del mundo. Murió joven en 1973, tan solo con 33 años, a causa de una reacción alérgica de un medicamento.

El espectáculo Symphony of Lights
Todos los días, a las 8 de la tarde y 8:20, hay un espectáculo de luz y sonido a lo largo de todo el Skyline de Hong Kong Island. Se concentra mucha gente en Avenida de las Estrellas para verlo, pero hay espacio suficiente a lo largo de todo el paseo. El espectáculo como tal, no ofrece gran cosa. Es como un juego de luces desde los diferentes rascacielos del skyline de Hong Kong. A mi no me sorprendió, pero es curioso y está bien verlo al menos una vez.
Otra opción ideal de ver los rascacielos y el espectáculo, es navegando por la bahía en un típico barco. Dura unos 45 minutos y ofrecen una bebida a bordo, es una experiencia relajante para acabar el día de la mejor manera.
Temple Street Night Market
Acabado el espectáculo, partimos de nuevo hacia el norte, dirección Temple Street o Temple Market. Es una de las cosas que no te puedes perder en Hong Kong. Es un mercadillo nocturno que ocupa una larga calle peatonal repleta de puestos de venta. Aquí encontrarás un poco de todo, desde recuerdos para familia y amigos hasta imitaciones de bolsos, zapatillas y un montón de artículos baratos.

Evidentemente, todas las compras funcionan con el método regateo, y los chinos son duros de pelar. En alguna ocasión, me parecieron hasta un poco agresivos, porque si te vas del puesto diciendo que no te interesan te persiguen gritando que vuelvas y que te bajan el precio. Al principio me sorprendió un poco, pero luego me hacía incluso gracia.
Antes de darnos una vuelta por el mercado, nos paramos en una terraza en una esquina en la calle. Había tanto chinos como turistas, así que decidimos que podía ser un buen sitio. El carácter chino o hongkonés, en este caso, es directo, no se andan con rodeos, puede ser algo fuerte y están aquí para servirte y trabajar. Nada de charlas ni de preguntarles qué te recomiendan de la ciudad.
Como en todas partes, hay de todo, nos encontramos con gente local encantadora, pero muchos camareros o propietarios de negocios ni siquiera hablan inglés. Es raro porque Hong Kong fue colonia británica hasta hace 20 años durante casi un siglo, y es una ciudad muy turística y llena de occidentales que se dedican a los negocios. Pero bueno el caso es que el servicio es atento y rápido. Por suerte o por desgracia, a nosotros el marisco no nos gusta, y es lo que más se estila en la zona. Pero nos pedimos unos noodles de pollo y otros de ternera, que estaban riquísimos.

Mi cara es de llevar despierta no se cuantas horas y de cansancio, pero en realidad estaba muy contenta y atenta a todo lo que ocurría a mi alrededor. No quería perder ni un solo detalle.
Lo ideal del Eaton HK, nuestro hotel es que estaba increíblemente bien situado. A menos de 5 minutos andando del Temple Street Night Market y 20 minutos del la Avenida de las Estrellas y el Skyline de Hong Kong. Así que prácticamente todas las noches, acabamos en este mercadillo nocturno antes de volver al hotel a descansar.
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